Cinco años

Nunca he sido un hombre que le dé demasiada importancia a las fechas, algo de lo que pueden dar fe aquellos que me conocen más de cerca, sin embargo, creo que el día de hoy amerita esta entrada: el dragón cumple cinco años de existencia y lo hace sobrepasando las cien mil visitas. Cinco años en que yo, su creador y administrador, he pretendido recorrer el camino de un escritor de literatura fantástica, compartiendo mis cuentos y alguna que otra divagación improvisada sobre el arte de escribir. Cinco años que se desvanecieron tan rapidamente que casi me asusta.

Hablar de logros a estas alturas es un lugar común en el que no quiero caer, además de que siempre he creído que un hombre no se define por las metas que alcanza, sino por la forma en que recorre el camino para llegar a ellas. Si es que llega. En otras palabras, la meta no debería ser el objetivo. Recuerdo que cuando era un niño de apenas once años, llegaba todos los días del colegio a dibujar historietas, tan solo por el simple placer de hacerlo. Luego las leían mis compañeros de colegio y me sentía muy feliz por eso, pues sentía que alguien apreciaba lo que hacía. No obstante, si pudiera recobrar desde el recuerdo mis mayores momentos de felicidad, siempre están asociados a esas tardes de dibujo en el comedor familiar, en el mismísimo acto de crear. Hoy, como escritor, puedo decir lo mismo.

Volviendo al Dragón, cuando abrí el blog pretendía compartir parte del proceso de escritura de mi novela: El camino de Atsu, sin embargo, con el tiempo fui compartiendo otras cosas, incluyendo algunos cuentos breves. Luego vino Fantasía Austral y un montón de nuevas responsabilidades encima, dejando a un lado, al menos por un tiempo, cualquier proceso creativo que demandara demasiada atención, lo que incluía a Atsu y compañía. En esta época escribí los que considero algunos de mis mejores cuentos hasta la fecha y, además, accedí de lleno al mundillo (como solemos llamarle) de la literatura fantástica Chilena, conociendo tanto el lado oscuro como el lado luminoso de éste. Fueron años donde aprendí muchas cosas, cosas que absorví y luego he tratado de replicar en mi propio trabajo como autor.

Y mientras todas estas cosas sucedían el Dragón pasó también a un segundo plano, aunque nunca dejé de actualizarlo. Por desgracia, el tiempo siempre ha sido una limitante que me ha impedido dedicarme a escribir con la libertad que me gustaría, por eso he privilegiado los cuentos por sobre trabajos más extensos. Y a pesar de estas dificultades, me enorgullece que algunos de mis textos hayan sido considerados para formar parte de varias antologías. Como decía más arriba, no era esa la meta, pero al igual que cuando era un niño, me hace feliz el saber que otros hayan valorado algo que es tan importante para mi.

Y hablando de cuentos, durante estos cinco años he acumulado una cantidad importante de textos breves y no tan breves, algunos publicados acá y otros ineditos. Uno de mis objetivos (y acá si puedo hablar de objetivos) es compilarlos en un libro, tarea a la que estoy dedicado en la actualidad, aunque sin apuros. Siempre he visto los cuentos de mi blog como borradores, es decir, como parte de mi proceso de aprendizaje como escritor. Sin embargo, esa condición no les resta valor, al contrario, su valor radica precisamente en eso, y por tal motivo creo que merecen ser publicados y leídos por otros.

Por supuesto, estos cinco años de mi vida han sido más que solo literatura. He conocido a personas extraordinarias, llenas de vida y pasión, y he emprendido mi propia aventura dejando el hogar de mis padres, mi hogar, emigrando a Santiago, donde he recibido el apoyo de una mujer maravillosa.

Y mientras reflexiono esta entrada, una idea viene a mi cabeza una y otra vez. Han pasado cinco años y aún no estoy preparado. Si en verdad pretendo honrar a los autores que me inspiraron a llegar hasta acá, debo hacerlo de la mejor forma posible y para eso debo seguir creciendo, aprendiendo y cometiendo errores.

A mis lectores, sean quienes sean, gracias por estar ahí todo este tiempo. Gracias por considerar este humilde espacio y acompañarme en este camino, del cual, espero, aún me queda mucho por recorrer.

Un abrazo,

J.