viernes, 10 de julio de 2015

Cuento: Un Agujero en la Pared



En la boletería de un terminal de buses trabajaba un joven y callado funcionario llamado N. Todos los días debía levantarse a las seis de la mañana para cruzar la ciudad y estar a la hora indicada en su puesto. Casi nadie reparaba en él, ni siquiera las personas que acudían a su ventanilla a comprar un boleto. Era una persona tímida y callada y, como la mayoría de las personas tímidas y calladas, solo recibía del mundo un silencio abismal. Había nacido destinado a ser nadie ¿Qué más daba conocer sus gustos, o sus sueños, o incluso algo tan simple como su nombre? No, no era necesario.