lunes, 7 de noviembre de 2011

Cuento Breve: El Dios Dormido


Se puso de pie con tanta violencia que botó un vaso de jugo que se encontraba junto al sillón. Corrió presuroso hacia la puerta del departamento. Bajó las escaleras hasta llegar al primer piso y salió a la calle.

Aquel era uno de los días más calurosos de todo el año. El aire, tibio y enrarecido, le hacía difícil respirar. Sus oídos y nariz sangraban profusamente. A su alrededor todo era caos. Muchas personas, la mayoría, se encontraban tiradas en el suelo, inconscientes algunas, otras en estado de shock. Muy cerca de él una mujer mayor yacía sin vida, con los ojos muy abiertos, sangrantes.

Lo había escuchado con claridad, a pesar de que tenía los audífonos puestos y su mp3 a todo volumen. Aquello había sido una especie de bramido, algo que jamás había escuchado en su vida, tan intenso y penetrante que había estado seguro que sus tímpanos explotarían. Pero no había sido solo eso. Aquel sonido parecía haber afectado cada aspecto de su metabolismo. Se sentía mareado, confundido. La cabeza comenzaba a dolerle.